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El aporte de la tecnología en la agricultura

Durante los primeros años el hombre utilizó a animales y utensilios hechos con madera y piedras para trabajar el campo. Poco a poco se fueron creando herramientas más modernas que vamos a comentar en este artículo.

En el siglo XX, principalmente con la aparición del tractor, las exigentes tareas de sembrar, cosechar y trillar pueden empezar a realizarse de forma más rápida y a una escala mucho mayor. La mecanización agraria es uno de los 20 mayores logros de la ingeniería del siglo XX.

La difusión de la radio y la televisión (medios de comunicación), así como de la informática, son de gran ayuda, al facilitar informes meteorológicos, estudios de mercado, etc.

La manipulación genética y la mejora en el control de las semillas han aumentado enormemente las cosechas por unidad de superficie, a cambio estas semillas se han vuelto más sensibles a plagas y enfermedades, lo que conlleva una necesidad de estos últimos mayor por parte del agricultor. Prueba de ello es el resurgimiento de antiguas variedades, muy resistentes a las enfermedades y plagas, por su rusticidad. Al mismo tiempo, la mecanización ha reducido la exigencia de mano de obra. Las cosechas son generalmente menores en los países más pobres, al carecer del capital, la tecnología y los conocimientos científicos necesarios.

La agricultura moderna depende enormemente de la tecnología y las ciencias físicas y biológicas. La irrigación, el drenaje, la conservación y la sanidad, que son vitales para una agricultura exitosa, exigen el conocimiento especializado de ingenieros agrónomos. La química agrícola, en cambio, trata con la aplicación de fertilizantes, insecticidas fungicidas, la reparación de suelos, el análisis de productos agrícolas, etc.

Las variedades de semillas han sido mejoradas hasta el punto de poder germinar más rápido y adaptarse a estaciones más breves en distintos climas. Las semillas actuales pueden resistir a pesticidas capaces de exterminar a todas las plantas verdes. Los cultivos hidropónicos, un método para cultivar sin tierra, utilizando soluciones de nutrientes químicos, pueden ayudar a cubrir la creciente necesidad de producción a medida que la población mundial aumenta.

Otras técnicas modernas que han contribuido al desarrollo de la agricultura son las de empaquetado, procesamiento y mercadeo. Así, el procesamiento de los alimentos, como el congelado rápido y la deshidratación han abierto nuevos horizontes a la comercialización de los productos y aumentado los posibles mercados.

La cosechadora o trilladora es una máquina dedicada a realizar labores de recolección de productos agrícolas. En sus comienzos, esta máquina era accionada por un tractor y servía para trabajar en el sentido de cortar el cultivo, que posteriormente era procesado por otros medios para extraer los granos, proceso denominado trilla o trillado. Actualmente lo podemos encontrar en una sola máquina que realiza ambas operaciones y que es autopropulsada.

 

 

El GPS facilita el muestreo de los campos de agricultura de cualquier tamaño y forma. Con el software portable, la unidad puede indicar la celda donde se encuentra el usuario, de modo que se puedan tomar las muestras del suelo. Con el muestreo sistemático del suelo, se puede aplicar la apropiada cantidad de fertilizante a diferentes areas del campo. El coste del GPS, puede amortizarse con el ahorro en fertilizante y otros productos químicos. Una vez plantada la cosecha, se pueden usar los mismos procedimientos guiados por GPS, para mostrar enfermedades de plantas o infectación por insectos y adaptar los tratamientos a las distintas necesidades de cada sector. Se pueden recolectar rapidamente los datos del tamaño del campo y sus necesidades en el software disponible del ordenador usado, y calcular la lista de materiales para el tratamiento del campo.

Con la aparición de los drones, podemos encontrar varias ventajas de su uso en la agricultura, como facilitar a los agricultores un servicio de información sobre el estado hídrico, nivel de desarrollo y sanidad de cultivos, obtenida prácticamente en tiempo real, para poder hacer tratamientos sanitarios, riegos o fertilizaciones dirigidas a zonas en las que se detecten dichas necesidades en el momento preciso de aplicarlos.

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